martes, 18 de noviembre de 2014

El asedio

Siete años han pasado desde que comenzó la guerra, siete años de pequeñas derrotas y grandes victorias y ahora me encuentro en una batalla más, aunque esta es distinta, no es un ataque frontal contra mis posiciones, ni una emboscada a mis líneas de comunicación, es un asedio en toda regla.
Llego ocupando todo el terreno hasta donde acaba la vista, la tierra se transformó en una ciudad improvisada y los estandartes enemigos colmaban la visión hasta el mismísimo horizonte. No existía lugar donde no hubiesen clavado una pica. los defensores,  no daban crédito a lo que veian sus ojos, pero aún así confíaban en salir airosos de la lid que se avecinaba, todo en la fortaleza eran ordenes que se daban a voz, el golpe metálico del rastrillo al caer fue parecido a un ataúd al cerrar. Se preparaban los calderos de brea, los niños corrían con manojos de flechas salidas de los almacenes y los depositaban junto a los arqueros, los cuales se afanaban en tensar sus arcos, las mujeres y los no válidos para el combate se esforzaban en mantener el fuego de los calderos, apilar cal y cantos y preparar el hospital de campaña.
Los defensores terminaban de colocarse las corazas y cascos, coderas, espinilleras y guanteletes formaban sus protecciones. las espadas, mandobles, hachas y todo lo que fuese válido para cortar era afilado por última vez contra la piedra de la fortaleza. Sin armadura alguna subí hasta el adarve. El paisaje que contemplaban mis ojos no auguraba nada esperanzador, el silencio que reinaba tras los preparativos de los contendientes erizaban los vellos, tan solo el flamear de los estándartes con la brisa reinante se atrevía ha romper la calma.
Al caer la primera noche, los tambores enemigos comenzaron su música rítmica, de las hogueras enemigas comenzaron a surgir cientos de pequeñas luces, el cielo parecía haber caído sobre el campo, iluminando el suelo con las estrellas y una vez cesado los golpes de tambor.....miles de esas luces salieron despedidas por el aire en dirección a las murallas. Las voces  de cubrirse con los escudos y tras los parapetos resonaban  por toda la muralla, las flechas incendiarias chocaban contra los lienzos, torres, escudos y carne,  algunas alcanzaron los techados provocando pequeños incendios que las mujeres rápidamente sofocaron. Las andanadas de flechas se repetían sin descanso hasta que por fin cesaron, dejando tras de sí escudos repletos de flechas, pequeños incendios y el lamento de los heridos, los cuales fueron evacuados al hospital y los muertos fueron empujados fuera del adarve para evitar tropiezos. 
ESPERARR!!! gritaban los defensores, los aullidos del enemigo se notaban cada vez más cerca, la tierra parecía viva con la vibración de miles de hombres avanzando hacia los muros-ARQUEROS!!!.....arqueros!!!....queros!!!....-la orden pasaba y se alejaba cómo una ola, la tensión se podía cortar con cuchillo,  nadie se miraba, todo era contener de alientos y rezos susurrados pidiendo a Dios puntería.-AHORAAAA!!! - mi voz parecía romperse, la venas del cuello y frente parecían estallar, los arqueros se incorporaron y desataron la muerte en la oleada enemiga, las andanadas no parecía detener el empuje enemigo.....los garfios volaron tratando de encontrar asideros,  las escalas se apoyaron en la pared....-ESPERAR A QUE LAS ESCALAS ESTÉN LLENAS!!!CORTAR LAS CUERDAS DE LOS GARFIOS!!! - los arqueros dieron paso atrás y los infantes se colocaron en primera línea, los que no estaban cortando cuerdas empujaban con las varas acabadas en horquilla las escalas y el resto lanzaban piedras que chocaban contra el enemigo rompiendo cuellos, abriendo cabezas, generando muerte.
el ariete enemigo se acercaba al portón cubiertos de cuero mojado, el incesante fuego de flechas incendiarias hacia el dejaba un rastro de muerte a su paso pero aún así el avance era continuo.
PUM... POM.....PUM....los golpes del ariete en el portón hacia saltar trocitos de piedra de la muralla,las flechas caían sobre los atacantes pero eran demasiados, una lluvia de acero cayó en el lado defensor a modo de cortina y apoyo a los hombres que se encontraban apretujados cara contra espalda bajo el cuero curtido y madera húmeda, la cual formaba la única defensa en el ariete. Los defensores dejaron de disparar y momentos después, las flechas fueron reemplazadas por chorros de burbujeante brea que eran escupidos sobre el ariete a través de las arcadas situadas sobre el portón  prendiendo fuego al artilugio y hombres por igual, el sonido del ariete cesó, dejando paso a los gritos de aquellos que encontraban dolorosa muerte con la brea pegada en sus cuerpos. El combate fue encarnizado, el empuje enemigo  era como olas de un mar embravecido que luchaba  contra la piedra intentando alcanzar la cúspide de mi fortaleza, los soldados se afanaban en sembrar la muerte en las almenas, la fatiga no existía, las mandíbulas dolían de tanta tensión, las expresiones se mezclaban entre los ojos decididos a matar y las miradas sorprendidas y asustadas de aquellos que encontraban la muerte entre las piedras . Tras horas de combate en todo el perímetro, con las primeras luces del alba, las trompetas enemigas sonaron tocando a retirada, los atacantes, soltaron las escalas, garfios y demás artilugios de escalada y comenzaron a retirarse lo más rápido posible. No había tiempo para celebraciones,  los infantes se retiraron y los arqueros avanzaron, los arcos se tensaron hasta crujir y las flechas volaron buscando presa, los cuerpos caían y eran pisoteados por aquellos que corrían para salvar su vida. Solo cuando el enemigo estuvo fuera de alcance se alzó en mi bastión los vítores, los arcos, lanzas y espadas eran alzados, mientras sus portadores, gritaban soltando la poca adrenalina que les quedaba en sus cuerpos cubiertos de sangre propia y enemiga.
Mi cuerpo no podía más, los brazos dolían de tanto golpear y tajar cabezas, hombros y pechos enemigos que aparecían cual fantasmas a través de las almenas intentando establecer una cabeza de puente donde poder hacerse fuertes y permitir la entrada de sus compañeros. Las piernas parecían sucumbir al peso, las manos insensibles, se encontraban agarrotadas en torno a la empuñadura de mi espada, la boca estaba seca como arena del desierto, sin poder dar un paso más, me arrodille y reze.
Tan solo los vigías se encontraban de pie, el resto se encontraba parapetados, los niños se afanaban dando de beber a los cansados defensores, hombres y mujeres transportaban a los muertos propios a la zona reservada como cementerio, los enemigos que lograron penetrar,  cayeron al otro lado de la muralla para pudrirse con el resto de sus compañeros. No existía la alegría, las conversaciones se mezclaban con los lamentos, sollozos y gritos de angustia y dolor de los heridos y los sentenciados a una muerte lenta. El hedor a muerte cubría el castillo, tan solo cabía esperar el siguiente movimiento enemigo.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Gracias

Gracias dios por darme vida!!!!  siempre solemos gritar a los cuatro vientos las cosas que nos duele,  las penas y los temores,  pero hoy quiero expresar las buenas cosas que tengo, unas ganadas a pulso, otras caídas desde el cielo por suerte para mi.
Tengo la suerte de decir que pertenezco a una familia, como todas las familias con sus más y sus menos, pero familia.....cada uno sabe a quien me refiero, personas que fueron pilar de un mundo tambaleante, personas a las que quiero por que ellos me quieren.
También puedo mirar al cielo y darle las gracias a Dios por mandarme un ángel llamado ainhoa, sin duda la persona más buena que he conocido, en la cual no hay maldad, siempre alegre, más fuerte de lo que ella piensa, nunca me ha fallado y si alguna vez me hirió,  no fue de acto.
Gran esposa y mejor madre, gracias Dios, por mandarme a tu mejor ángel.....
Para describir a mi golondrina no existen palabras, daría mi vida por ella sin dudar un instante,  es la inocencia hecha persona, siempre me saca la mas sincera de mis sonrisas, todo gira en torno ha ella, la vida, la pasión, la entrega..... Todo es para ella, mi niña, cada latido de mi corazón lleva tu nombre.
Se suele decir que las cosas se aprecian si son ganadas y no regaladas, tengo la suerte de decir con completa seguridad y sin dudar, que soy lo que soy gracias a mi esfuerzo, nada me ha sido regalado en esta vida, de lo cual me siento orgulloso, he sido capaz de forjarme un futuro, en ocasiones el cual se antojaba imposible y como no existe nada imposible....incierto a todas luces. Puedo cerrar muchas bocas, hacer ver a personas que no creían en mí que estaban equivocados por con mi tesón,  sin descanso, con el objetivo fijo en lo que quería. Bien es cierto que los miedos limitan a la persona, pero una vez afrontados, una vez se da el paso para superarlos, lo que otrora eran montañas insalvables se convierten en paredes que se pueden escalar, pues siempre existe algo y alguien que sirve de apoyo en el arduo ascenso, así quiero decirle a Dios, gracias por los obstáculos que ha puesto en mi camino, pues lo que soy como persona y como hombre se debe a ser capaz de levantarme después de cada tropiezo, de cada caída he aprendido  algo.
Gracias de nuevo, señor, por darme la posibilidad de contemplar las estrellas, de sentir la brisa en mi cara, de notar el frio de la lluvia y el calor de un hogar, gracias por las sonrisas de los míos y de los demás, gracias por los momentos tristes pues saboreó mejor los alegres, gracias por darme un día más de vida.